Bodega Soledad

D.O. La Mancha

Situada en la meseta central de la Península Ibérica, La Mancha es la mayor región natural de España. Tiene una superficie de 30.700 kilómetros cuadrados, aproximadamente la mitad de las cuatro provincias de Albacete, Ciudad Real, Cuenca y Toledo.

La Denominación de Origen incluye 182 términos municipales y agrupa cerca de 20.000 viticultores y alrededor de 280 bodegas.

El entorno

Se trata de una gran extensión llana, de tierra rojiza sedimentaria, de estructura caliza. La Mancha es fundamentalmente un lugar de cultivo de secano.

Su clima es continental y las temperaturas oscilan entre los -15º C de mínima en invierno y los 45º C de máxima en verano. Otra de sus características es la sequedad debida a una escasa pluviometría -de 300 a 400 mm anuales- e inexistencia de viento húmedo. Una media de 3.000 horas de sol al año contribuye decisivamente a la maduración de la uva.

Orígenes

Aunque la primera documentación sobre el cultivo de la vid en La Mancha data de los siglos XII y XIII tras la repoblación que sigue a la Reconquista, hay indicios de que las viñas manchegas se remontan a la época del Imperio Romano. Alcanzan su máxima expansión a partir de 1940 debido a la aparición de numerosas explotaciones vinícolas. Muchas de las costumbres, fiestas y literatura del pueblo manchego giran en torno al vino.

El primer reconocimiento oficial de la Denominación de Origen La Mancha data de 1932, lo cual la convierte en una de las más antiguas de España. La Guerra Civil y la posguerra mantuvieron parado este proyecto hasta los años 60. Su Consejo Regulador queda oficialmente establecido en 1976 (Orden Ministerial OM. 2-VI).

Calidad

Ya desde el viñedo se establecen rigurosos controles de calidad. Por ejemplo, la densidad de plantación en viñedos “en vaso” no puede superar las 1.600 cepas ni 10.000 kilos de fruto por hectárea; “en espaldera” el máximo es de 3.333 cepas y 13.000 kilos por hectárea.

El Comité de Cata del Consejo Regulador asegura la calidad de los vinos de la D.O.. La correspondiente contraetiqueta identificativa facilitada por el Consejo Regulador certifica que el vino se considera apto para ser comercializado. Esta contraetiqueta es distinta según el tipo de vino: joven, tradicional, envejecido en barrica, crianza, reserva, gran reserva o espumoso.