El Blog de Bodega Soledad
El roble es la madera preferida para las barricas, sus anillos de crecimiento, uniformes y abundantes, le otorgan una porosidad ideal. El crecimiento es muy lento, a cada año surge lo que llamamos un anillo. El roble tiene muchos anillos, que aportan unos poros muy pequeños». El grosor de cada anillo marca el grano, se prefieren anillos inferiores a los 5 mm, porque permiten un grano más fino.
Las exigencias de las bodegas han cambiado. Hoy en día se piden las barricas con matices, saben qué quieren, qué tipo de tostado, el tipo de roble, los tamaños, etc. Se producen barricas a la carta. Los más habitual sigue siendo el roble de tostado ligero para los blancos y el tostado medio para los tintos.
En Europa se han catalogado unas 29 especies de robles, pero para producción de barricas solo cuatro tienen un papel destacable: el roble ibérico, el roble europeo, el roble francés y el roble americano.
Destacan también otras maderas menos comunes como: la acacia cuya madera es casi exclusiva para los vinos blancos, el castaño que se prefiere para vinos blancos de crianza corta, el cerezo muy adecuado para destilados, licores y vinagres y el pino para vinos blancos, rosados o tintos cuya crianza se ha realizado en barricas de tea (una especie de pino que crece en la isla de La Palma).
Fuente: La Vanguardia.
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